martes, 22 de noviembre de 2011

CONVERSACIONES MARIANAS (O CASI)



   A raíz de la aparición en el diario Público de un extracto de la carta Aparición mariana (o casi) establecí en la web del periódico un "simpático" cruce de comentarios con una lectora:

          publika (15/11/2011 16:07):

    Para el autor de la primera carta. Sugeriria que suprimierais las asignaturas de Valenciano y las de deporte. La primera se lleva mas subvenciones que las demás,con necesidad nula. La segunda, lo mismo de la primera con la particularidad que los niños lo que necesitan es descansar. "Madrugones y horario intensivo con falta de vigilancia en las comidas" Alguno se "rasgará las vestiduras" lo siento
    La colina naranja (15/11/2011 20:45):
    ¡Qué buena idea! publika. Pero, ¿por qué conformarnos con suprimir valenciano y "deporte"? Se me ocurre que podríamos eliminar también física, ciencias naturales y tecnología y sustituir las tres por religión. Así los chavales sabrían mucha religión y no haría falta perder el tiempo explicando el elctromagnetismo, la evolución humana o el funcionamiento de los coches, bastaría con decirles que todo eso son milagros.
    publika (15/11/2011 21:12):
    ¿Entonces lo del fracaso escolar,es pura invención? Se os pasa la vida recordando lo que habeis sufrido estudiando,sin percataros que para estar preparados hay que ir a un colegio religioso como hacen los hijos de...los que pueden permitirselo En cuanto al deporte que se practica en la publica,es deficiente e incontrolado. El tema Valenciano es economicamente TABU Es continuaciòn a la primera carta y sucesivas
    La colina naranja (16/11/2011 16:29):
    Publika eres insaciable: ¿No tienes bastante con sustituir las horas de Valenciano, "deporte", física, ciencias naturales y tecnología por religión? ¿Ahora quieres que stituyamos público por religioso? Me refiero a que tu idea (como siempre genial) es que convirtamos todos los colegios públicos en religiosos y con eso arreglado ¿no? tendríamos una educación como dios manda. Se me ocurre que a los profesores/as (a los de valenciano no que es TABÚ) los podríamos obligar a que entraran en alguna orden (benedictinos, agustinos, carmelitas, ...) ¿qué te parece? Desde luego como ministra de educación no tendrías precio.
    publika (17/11/2011 20:08):
    Nadie habla de religión. Expongo hechos.Los politicos lo pueden confirmar,por ejemplo Blanco. Sus hijos van a la privada por ser la publica considerada como "fracaso escolar". Nadie habla de suprimir ciencias,historia etc. si hay que suprimir religion,valenciano y deportes incontrolados, hagase. La cuestión es que se vé de que olla se come. Afinar en la enseñanza,para eso se os paga,¿vale?
    La colina naranja (18/11/2011 17:40):
    Ahora lo comprendo mejor. Perdona por ser tan lento. Es que lo mio debe ser un drama: estudié sucesivamente en un colegio, un instituto y una universidad pública. Gracias a ti me he dado cuenta de lo mal formado que estoy. Entonces lo que tenemos que hacer es copiar lo que hacen los centros privados ¿no? ¿Por dónde empezamos? ¿Por el derecho de admisión? Enviamos a los alumnos con necesidades educativas especiales, a los disruptivos y a los inmigrantes a los centros públicos, a no que esos somos nosotros, pues los mandamos a ... a su casa o a Caritas, sí eso a Caritas. En cuanto a lo de suprimir el valenciano se me ocurre que tendríamos que ir a las Bibliotecas y buscar los libros de Ramón Llull, Ausias March, Ferran Torrent, Manel Gª Grau y los tres o cuatro más que estén escritos en valenciano, hacemos un montón y los quemamos. También tendríamos que localizar a los que estén vivos y obligarles a escribir en castellano como dios manda y si se niegan pues los metemos en la cárcel. Así ya nadie querrá saber valenciano. ¿vale?

sábado, 12 de noviembre de 2011

APARICIÓN MARIANA (O CASI)

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   ¿Quién ha dicho que dios, perdón, que Dios no existe? Pues uno de los que lo decía era yo. Desde hace unos días ya no lo digo. Y es que he sido testigo de la aparición de un enviado divino, bueno, lo enviaba el obispo que para el caso es lo mismo y, claro, a ver quién es el guapo que después de algo así no pasa automáticamente a convertirse en creyente.
   Resulta que trabajo en un instituto, para más agravante en un instituto público. Sí, en uno de esos que no para de “invertir”, qué digo “invertir”, “gastar”, qué digo “gastar”, despilfarrar dinero público en comprar tiza para “educar”, qué digo “educar”, para “enseñar”, qué digo “enseñar”, para entretener a adolescentes. Sí, soy uno de esos chupópteros que se piensa que por haber aprobado una oposición tiene derecho a un trabajo fijo y digno, qué digo fijo, a un trabajo digno, qué digo digno, a un trabajo. El caso es que en mi instituto, como somos muy quisquillosos, pedíamos a la Conselleria d'Educació cuatro profesores que nos faltaban para que los chavales pudiesen recibir clases de filosofía, valenciano, matemáticas y educación física. Somos así, ya ves. Con buen criterio, qué digo con buen criterio, con el criterio habitual, la Conselleria tardaba en plegarse a nuestros caprichos. El caso es que un día, de repente, apareció un profesor. Pero lo bueno es que no era de matemáticas, ni de filosofía, ni de valenciano, ni de educación física. No, eso no sería un milagro. Ya se sabe que los milagros solo suceden cuando no los pides. Era un profesor de religión, yo no lo sabía pero era lo que nos hacía falta, y es que, incauto de mí, pensaba que los alumnos que daban religión tenían bastante con un profesor en clase y resulta que no, que necesitaban dos.
   La verdad es que ha sido como si se apareciese la virgen María (al fin y al cabo, en estos tiempos de descreídos, un profesor de religión es lo más parecido a una virgen). Ahora todo va mucho mejor. Todos los días los alumnos siguen entrando de treinta en treinta en el taller de Tecnología, donde les esperan amenazantes los serruchos, los martillos, la plegadora de plástico, las tijeras de electricista, la sierra eléctrica, la taladradora y un solo docente y, desde que las clases de religión las dan dos profesores a la vez, no ha pasado nada. Un milagro.

Los hechos que aquí se narran son absolutamente verídicos, cualquier parecido con los evangelios, con la LOE o con cualquier otra obra de ficción es simple y pura coincidencia.
Amén.

Un extracto de este texto fue publicado en el diario Público. (os recomiendo que bajéis hasta el final del enlace y leáis el "simpático" intercambio de comentarios)

Entrada relacionada: IES PENYAGOLOSA EN DEFENSA DE L'ENSENYAMENT PÚBLIC