¿Y SI DEJÁSEMOS DE FORMAR INGENIEROS?

Tampoco es solo culpa suya, reconozcámoslo, nos gusta la
prestidigitación, un chasquido de dedos y... hoteles, casinos,
centros feriales y parques de atracciones por todas partes. Luego
están los irresistibles títulos que les ponen a estas “películas”
de economía ficción: Terra Mítica, Barcelona World, La ciudad de
las lenguas, Isla Mágica, Mundo Ilusión, El Palacio de las Artes...
Así que, está decidido, vamos a repetir el modelo que nos subió a
la cresta de la ola, vamos a incidir, a reincidir en los “pelotazos
urbanísticos”. Para cuando estén en marcha esos
proyectos, necesitaremos crupiers, azafatas, camareros, aparcacoches,
camellos, prostitutas y defraudadores pero vamos a seguir sin
necesitar ingenieros. Entonces, si no vamos a dar trabajo a nuestros
ingenieros, ¿para que seguir formándoles con tanto empeño? ¿para
que sigan siendo apetecibles para la industria alemana? Se acabó.
El
ministro Wert no pasará a la historia como el ministro que laminó
la educación pública, ni siquiera como el ministro tupper,
pasará a la historia como el visionario que frenó la fuga de
ingenieros españoles a otros países. Ése es el motivo por el que
en el proyecto de ley que ha preparado para reformar, una vez más, el
sistema educativo pone las bases para empeorar la formación de los
futuros ingenieros españoles. Además lo va a hacer a conciencia, no
va a comenzar a derribar la casa por el tejado dañando a las
carreras técnicas, comenzará por los cimientos, eliminando de la
educación pre-universitaria la Tecnología, que es la única
asignatura que imparte los contenidos específicos de los grados de
ingeniería. De este modo, cuando los futuros ingenieros comiencen a
dar sus primeros pasos los hará caer para que no continúen con una
carrera que seguirá teniendo la meta en Berlín.