Fotografía de Víctor Aranda |
El presidente de la Patronal, Juan
Rosell, se lamentó de que las fotografías de contenedores ardiendo,
durante la huelga general del 14N, proyectarán en el exterior una
mala imagen de España. Supongo que para él es mejor no destruir
esos contenedores y dejar que sigan cumpliendo sus funciones, entre
otras que los desheredados escarben entre su contenido en busca de
algo con que alimentarse.
Las fotografías de ancianos
encorvados rebuscando en esos contenedores, proyectan una imagen
mucho más agradable en el exterior. La imagen de un pueblo resignado
y sumiso que agradece la posibilidad de encontrar entre la basura un
suplemento alimenticio.
Probablemente los gobernantes digan
también que esos brotes de violencia dañan la reputación de
España, pero con sus actos animan al uso de la violencia. Hoy mismo
tenemos un ejemplo de ello. En menos de una semana han redactado un
Real Decreto para “frenar” los deshaucios, y no lo han hecho a
causa de las miles de concentraciones, los cientos de miles de firmas
recogidas, las iniciativas populares presentadas o las propuestas de
los grupos parlamentarios minoritarios en el Congreso. No. Solo lo
han hecho cuando tres ciudadanos, tres, han decidido utilizar la
violencia. La violencia más desesperada. Suicidarse.
Así que el mensaje que están
lanzando a la ciudadanía es: si queréis que reaccionemos y os
hagamos caso, dejad de recoger firmas, dejad de montar campañas
inocuas en internet, dejad de seguir los conductos constitucionales
para trasladarnos vuestros anhelos. Utilizad la violencia y
actuaremos. No hemos evolucionado.
Históricamente, cuando el pueblo ha
querido alcanzar derechos o recuperar los que ha perdido se ha visto
obligado a utilizar el enfrentamiento con huelgas, desobediencias y
revoluciones. Por mucho que nos intenten “virtualizar”, todavía
la protesta “física” es la que resulta efectiva.
El uso de la violencia no es buena
idea, nunca, pero los poderosos deberían reflexionar sobre su forma
de actuar antes de seguir empujando a sus súbditos hacia una
encrucijada: Decidir entre avalanzarse a los contenedores para
rebuscar en la basura las migajas piadosas que les dejan o para
quemarlos.
7 comentarios:
Terrible, la violencia más dura es la que se ejerce contra uno mismo. Hasta donde vamos a llegar, porque estamos aún en el pistoletazo de salida.
Un abrazo
...un post un tanto incendiario!!!!, pero me gusta ;-)
Gracias por tu comentario Ana. Si se piensan que el burro va a seguir avanzando con el truco de la zanahoria y el palo están muy equivocados. Al final van a encontrarse con una coz.
Gracias Jorge. Me alegra que te guste. Desde luego es incendiario pero una cerillita solo, ¿no? Por cierto vaya fotos más chulas, me encanta la del brote verde.
Lo "terrible" es que no utilizas metáforas para recrear un escenario de ciudades deshumanizadas para una peli... Lo terrible es que hablas de una realidad aquí y ahora... Dominique
Por desgracia, la realidad supera la ficción, o la superará. Gracias por tu comentario Dominique.
Pues si siguen presionando saltará la tapa por los aires.....
Abrazos más indignados que nunca
Gracias por el comentario Rosana. Al final saltará. Vosotros estáis en ello. A seguir en la lucha.
Nos vemos en la alambrada.
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