"...un escritor tiene que remover, denunciar, reflejar, despertar, incomodar..."
Conocí a
Rosana Alonso en 2010 durante la final del concurso Relatos en Cadena
de la cadena SER. Me pareció una mujer llena de vitalidad y talento que antes, con las entradas de su blog Explorando Lilliput, y ahora, con la reciente publicación de su libro "Los otros mundos", amenaza con convertirse en un referente en el panorama actual del microrrelato.
Rosana, ¿qué recuerdo guardas de la final en la que nos conocimos?
Le tengo mucho cariño a esa final porque con algunos de los finalistas creé una amistad que aún dura a día de hoy y he compartido con ellos proyectos, como las jornadas primaverales de microrrelatos indignados que se han convertido en un libro este mismo mes.
Rosana, ¿qué recuerdo guardas de la final en la que nos conocimos?
Le tengo mucho cariño a esa final porque con algunos de los finalistas creé una amistad que aún dura a día de hoy y he compartido con ellos proyectos, como las jornadas primaverales de microrrelatos indignados que se han convertido en un libro este mismo mes.
¿Desde
cuándo tienes la afición de escribir?
Desde
pequeña. Soy consciente de que sonará manido, pero es la pura
verdad. Un poco antes tuve la afición a leer, era y soy lectora
compulsiva. Después apareció la de inventar y fabular historias que
contaba a mis compañeras de colegio, pasado un tiempo, a pasar al
papel esas ficciones.
¿Qué te
impulsa a escribir?
Pensando
en lo que he respondido a la pregunta anterior, me doy cuenta de que
escribo “compulsivamente”. A veces me doy cuenta de que voy por
la calle o en el tren y ya tengo todos los sentidos entrenados para
buscar historias, incluso de manera inconsciente sin proponérmelo.
Se podría resumir con la expresión acción-reacción, algo, una
imagen, un sueño, una noticia... provoca la germinación de una
semilla que dará como fruto un texto.
Acabas de
publicar “Los otros mundos” un recopilatorio de microrrelatos
que como su título indica nos enfrenta a esos mundos que muchas
veces pasan por delante de nuestra vista sin que seamos capaces de
verlos. ¿Qué tal la experiencia?
La
experiencia de publicar ha sido maravillosa. Es cierto que lo
importante es escribir, pero proponerte armar un manuscrito,
cuidarlo, corregirlo, desarmarlo, volverlo a armar y finalmente
verlo en papel es muy emocionante. Independientemente de si se vende
mucho o poco. La gente nueva que he conocido a través del libro, y
sobre todo los lectores inesperados, los que no entran dentro del
círculo de familia o amigos, contar con su opinión, que les haya
gustado el libro y se pongan en contacto contigo ha sido lo mejor.
En general
cuando quedas satisfecha con uno de tus microrrelatos, ¿qué porcentaje de éxito achacas a la inspiración y escritura inicial y
qué parte a la lectura, revisión, reflexión y corrección
posterior?
Pues
dejando aparte esos microrrelatos increíbles que salen a la primera,
sin apenas necesitar correciones, que parece que una escribe en
estado de gracia, yo creo que el porcentaje es 30% de
inspiración y 70% de trabajo.
¿Tienes
algún tipo de hábito a la hora de escribir?
Pues el
único hábito que me puedo permitir es el empeño de escribir todos
los días, aunque a veces solo pueda escribir cinco minutos. Llevo
una vida tan agitada últimamente que no me puedo permitir hábitos,
manías o rituales de escritura. Escribo a salto de mata, en plan
guerrillero.
En la
antología de microrrelatos que Irene Andrés ha publicado en Cátedra
se dice que el microrrelato es el cuarto género literario
(diferenciándolo de los cuentos y los poemas en prosa). ¿Estás de
acuerdo o piensas que el microrrelato es un simple ejercicio
iniciático para aprender a escribir en distancias más largas?
Conozco
las dos teorías enfrentadas y sé que además se discute en
congresos. Como no soy teórica del microrrelato sino que los
escribo, prefiero dejar esas elucubraciones a los críticos y
teóricos. Sí te puedo decir, y pensarás que es una manera de
escurrir el bulto, que creo en una mezcla de las dos: indudablamente
el origen del microrrelato está en el cuento, en los cuentos cortos,
y con el paso de los años está consiguendo el estatus de género
gracias a una serie de cualidades que le pueden dar identidad propia.
Creo que el tiempo es el que decidirá la denominación definitiva
del microrrelato.
¿Los
libros de microrrelatos, como tus “Otros mundos” comienzan a
proliferar en las librerías, piensas que esta tendencia se
consolidará, mostrándose como un género “comercial”, o es una
moda pasajera y volverán al que hasta hace poco parecía su hábitat
natural, internet?
Seguramente, superada una pequeña crisis que seguramente pasen los libros de
microrrelatos, cuando el boom afloje un poco (ya sabes la ley del
péndulo), se mantendrán a flote de manera natural, encontrarán su
hábitat y lugar propio y fijo en librerías y bibliotecas y mientras
tanto seguirán creciendo y existiendo con fuerza en Internet. Creo
que, como la poesía, tendrán un público atento, exigente y que
gusta de lo diferente y de las lecturas que suponen un reto.
Hay
autores que centran sus microrrelatos en lo absurdo y el surrealismo.
En cambio otros intentan siempre dar verosimilitud a sus historias
hasta llevarlas al hiperrealismo. Tú por ejemplo te manejas muy bien
en los dos estilos. ¿Crees que se puede hablar de tendencias dentro
de los microrrelatos?
Yo creo
que hace un tiempo sí, y que incluso por sus características, el
microrrelato casa muy bien con lo fantástico y lo surrealista, pero
ahora ya no se le resiste ningún tema, subgénero ni forma.
¿Cuál
prefieres tú como lectora y cuál te gusta más escribir?
Como
lectora reconozco una tendencia clara hacia lo fantástico,
surrealista y sobre todo (incluso dentro de un marco real o
hiperreal) las rupturas de lo cotidiano, los sucesos que descolocan
la realidad, que obligan al protagonista a reaccionar de una manera
diferente, a sobrevivir, enloquecer o adaptarse. Y como escritora
creo que se me escapa esa tendencia también unida a un toquecillo
macabro o perverso, pero sin dejar de utilizar también el
microrrelato para mostrar temas sociales y actuales, esos mundos que
a pesar de lo cerca que están tampoco vemos o queremos ver a menudo.
Creo que
un escritor tiene que remover, denunciar, reflejar, despertar,
incomodar... y todos los infinitivos que se te ocurrran. Lo puede
hacer a través de la escritura y utlizando las herramientas como su
imaginación le dicte.
Internet y
los dispositivos electrónicos han “democratizado” mucho la
difusión literaria, haciendo que los autores desconocidos se hagan
un hueco en el panorama. Por otra parte hay editoriales modestas que
dejan a un lado la calidad de lo que publican valorando simplemente
la capacidad de un escritor para atraer clientes o para cofinanciar
la publicación. ¿Crees que con estas tendencias estamos corriendo
el riesgo de que se pierda la función de las editoriales como
filtro?
Me
preocupa, sí, y dediqué una entrada en mi blog a este tema. Hay
editoriales que juegan mucho con las ilusiones de los escritores,
dejan de lado la calidad y solo ven el negocio. En el fondo es
parecido a las editoriales que solo apuestan por literatura vendible,
pasando de arriesgar y yendo al tipo de libros que les va a producir
muchas ventas, solo que aquí se juega con el escritor. Se le imprime
el manuscrito, a menudo sin haber pasado correciones atentas, y se le
ve como una manera de hacer dinero, esas editoriales siempre salen
ganando, porque el escritor lo pone todo y luego se encuentra solo a
la hora de promocionar, vender, hacer presentaciones, recibir consejo
editorial en cuanto a mejora del manuscrito.
¿Cuál es
tu próximo proyecto?
Un
proyecto de largo aliento que esperaba turno desde 1991 y que ahora
pide pista y no me deja en paz. Y otro libro de microrrelatos (que
quizá llevé imágenes, depende de si sube demasiado el presupuesto
el hecho de incluir imágenes) que ya tiene hasta título: De
rerum natura, inspirado en el libro del filósofo griego y
atomista Tito Lucreo Caro, pero en el siglo XXI claro.
2 comentarios:
Ahivá!! Yo entraba a leer tu denuncia.
Vaya sorpresa para un domingo.
Gracias Miguel, ahora mismo difundo.
Abrazo
Gracias a ti Rosana.
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