La Primavera de Microrrelatos Indignados pretende que durante tres días (21 de marzo, 18 de abril y 16 de mayo) la red se llene de microrrelatos indignados que denuncien el avance de la desigualdad social, las injusticias, los abusos de poder, las humillaciones colectivas, las corrupciones impunes o la desprotección social que en los últimos tiempos estamos padeciendo.
1ª JORNADA DE LA PRIMAVERA DE MICRORRELATOS 2013
A continuación aparecen los microrrelatos que hemos recibido y los enlaces con el resto de blogs participantes en los que se pueden leer más microrrelatos indignados.
Si quieres participar, todavía estás a tiempo. Sigue las bases de la convocatoria.
Nos vemos en la alambrada.
LA SONRISA DESALOJADA
En el juicio, las pruebas fueron incuestionables, todas apuntaban a la culpabilidad, hasta que el abogado sacó la última. Nadie se había percatado hasta entonces de que al político le faltaba una mano, y el letrado la tenía ahí, en una cajita que abrió frente al Juez: «Esta mano fue cortada hace más de un mes. Es la mano que sujetaba el maletín en la foto, como se puede observar por las marcas en la piel. Con esto demuestro que este hombre es incorrupto». Y con razón, porque la mano conservaba ese tono moreno rosado de la piel viva. Los de las filas de más adelante pudieron tocarla, sentir su calor, algunos hasta estrecharla. Al Juez no le quedó más remedio que dictar sentencia absolutoria. Nadie dijo nada sobre el olor a azufre que impregnaba la sala al paso del abogado defensor.
«¿No salimos?, pregunta el nuevo, el viento ha cambiado de sentido y las llamas se dirigen a la ciudad». Las huellas de sus botas relucientes, marcadas sobre el polvo que reposa desde hace meses en el suelo de linóleo. Un viejo, sentado al fondo y con la oreja pegada a un transistor, masculla entre dientes y se ríe. Lleva un antiguo casco de bombero que no se quita ni para dormir. En las literas bostezan tumbados los demás: unos leen, otros miran por la ventana y contemplan el árbol negro del patio. Fuera sopla un viento constante que mueve las cenizas de un lugar a otro. Nadie le contesta.
Rosana Alonso
PARTICIPANTES:
Rosana Alonso, Rosario Raro, Pliegos volantes, Ana Vidal, Relatos de andar por casa, La colina naranja, Miguel Torija, Dominique Vernay, Víctor Aranda García, Mone Monkey, Van al aire, ¡ay maricarmen!, montesdetoledo, Gloria Arcos, Juan Luis López, MARULETI, Javier García, Microrrelatos al por mayor, microSeñales de humo, El rincón de la bruja de chocolate, Pequeñas tretas, pequeñas letras, Diseños by Elyely, Elena Torrejoncillo, Mercedes Daza García, Juan Baeza Anguix, En 99 palabras, Petra Acero, Ana Crespo, Carlos Campos Naharros, Petra Didinger, Charo López, Gema Murillo Francés, Javier García, Pilar Saborit, Eternidades y pegos, Leónidas de V., Jorge Duran, Juan Finat, Microrrelatos ilustrados, Saturnino Rodríguez Riverón, Antonio Ortuño, Marta López Cuartero, Alena Collar, Helga Martínez Pallarés, Juan Perezosso, Elena Casero, Lady Dragón, De mis palabras y las vuestras, El cobijo de una desalmada, Arrimados a la sombra, Caleidoscopio, Lola Sanabria, Maribel D'Amato, Montaña Campón, María Jesús Oliver Guasp, Azabache 2, A carón dunha lareira, Crónicas desenfocadas, El circo, Mei Morán, El perro que no ladra, José Chete, Mercedes Suárez Aguirre, La toalla del boxeador, Grimas y leyendas, Rafa Heredero García, Rosa Miró i Pons, LEOpoldo Trillo-Figueroa Igual, Restos de un naufragio, Observando la vida, Memorias de ultramar, Niebla eterna, Sin bulla, Cuervos para tus ojos, El rincón de Nicolás Jarque, Bosques de Marte, Indignados: el lado oscuro de la mirada, La levita del lagarto, Jorge Leal, Los jardines de Puck, Phoeticblog, Yolanda Nava, Juan Pedro Finat, Un libro es un jardín de bolsillo, Susana Meyniel Martí, La prisa y la palabra, Cuentos sin final.
MICRORRELATOS:
DESESPERADO.
Federico
se enteró del embarazo de su mujer. Desde entonces, reza todas las
noches a Dios para que sean octillizos: si cada uno llega con
un pan debajo del brazo, tendrán para algunos días de alimento.
Javier
García
PPSOE acuerdan adecuar los techados de las instituciones públicas (en breve privadas) para que los desahuciados se puedan suicidar en orden y sin manchar.
Juan Luis López
POR
SI ACASO
Su
entierro fue multitudinario. Todos acudieron movidos por conveniencia
o temor; impulsados por el por si
acaso. Aunque
muerto, sus tentáculos seguían vivos y ¿quién sabe de lo que aún
podía ser capaz? De sobras era conocido su extraordinario poder.
Reconocido
cacique local, arbitrario, vividor y carente de escrúpulos a la hora
de hacer dinero fácil, nunca nadie pudo nada contra él.
Ahora, ya de cuerpo presente, se sucedían las elegías y tópicos de
rigor: hombre hecho a sí mismo, mago de
las finanzas y la política, benefactor de su ciudad…
en fin, un rosario de alabanzas desmesuradas. Por si acaso.
Frente
a la lápida de mármol, grabada con el consabido “Nunca te
olvidaremos” su esposa rememoraba la aridez total de ese matrimonio
de sometimiento y conveniencia, que nunca se atrevió a romper por
temor a perder un status
convertido en el único asidero de su vida. Sin embargo, en ese
preciso momento, una leve brisa de libertad comenzaba a silbar entre
los árboles del camposanto.
Recordó
aquel dicho que aseguraba que existimos mientras nos recuerdan y
deseó que fuese cierto, para que su existencia comenzara a
disiparse. Anheló que el olvido borrara pronto aquel nombre de los
corazones allí presentes, como si nunca hubiese existido. Otros, más
expeditivos pensaban que “muerto el perro, se acabó la rabia”. Fin del miedo. Aunque los hábitos tan enraizados no se modifican
fácilmente y nadie se atrevía todavía a significarse. El muerto
siempre había avisado de que sus tentáculos eran muy largos.
Elena
Torrejoncillo Roig
JUEZ–MAN
Tuve
el privilegio de ser testigo de sus hazañas. El año venía
protagonizado por una devastadora crisis que causaba estragos
en el país. Los ciudadanos estaban especialmente irascibles,
lo que provocó un revuelo de demandas y denuncias. Nadie soportaba
nada, ni a nadie. Aún perdura en un recoveco de mi memoria la imagen
de un hombre que sobrevolaba los edificios, envuelto en una
reluciente toga negra, cubriendo con su sombra de esperanzas las
calles. Su misión, cada vez más ardua, consistía en impartir
justicia ¾para algunos, una quimera inalcanzable¾. Soplaba con
todas sus fuerzas a la prima de riego que tiznaba los días de
melancolía; secaba las lágrimas de trabajadores ahogados en
sentimientos de impotencia; daba lecciones de humildad a los
políticos codiciosos; recogía a delincuentes y víctimas,
tomándoles declaración para conciliar a los irreconciliables.
Su labor en el juzgado, su retórica y facilidad para hallar solución
a la mayor de las contiendas, provocaba la admiración del
pueblo. Desgraciadamente, nunca llueve a gusto de todos, los
altos cargos del poder judicial se vieron obligados a presentar su
carta de dimisión. No soportaban su escandaloso protagonismo.
Mercedes
Daza García
A
alguien que recorre mil quinientos millones de kilómetros para ver
cómo eres no se le hace esperar. Al menos eso era lo que pensaba
Juan cuando aquellos seres venidos de Saturno entraban cada noche en
su habitación y practicaban con su cuerpo toda serie de
experimentos. Había oído hablar de los visitantes de alcoba y de
experiencias extrasensoriales, pero aquellas confianzas con su
organismo le resultaban algo incómodas, porque a él le costaba
mucho decir que no, así como expresar sus sentimientos a aquellas
criaturas. Todos estos encuentros no dejaban en él más rastro que
unas permanentes ojeras y unas insanas ganas de agradar a todos,
fueran de la galaxia que fueran. Sin embargo, aquel martes por la
mañana recibió la primera visita hostil proveniente de estos mundos
en forma de misiva. Iba a pagar más por el teléfono. Le iban
a cobrar más del recibo de la luz y del agua. La tarifa de
internet pasaba a ser escandalosa. Ese mismo martes, ya por la
noche, se enteró de que le iban a aumentar las horas de trabajo y a
reducir el sueldo. Esto solo significaba la guerra. Era la primera
agresión que sufría de un planeta de su entorno, el suyo propio,
pero estaba preparado para contraatacar y no tenía miedo. No
convenció, sin embargo, este argumento al eficiente subdelegado de
gobierno, que archivó la demanda en nombre del sistema solar sin más
trámite. Con la notificación de este archivo Juan se dio por
invadido y conquistado.
Juan Baeza Anguix
VÍNCULOS
Primero
se encadenó a las puertas del banco que le estaba amargando su
existencia, y al día siguiente junto al Ministerio de Justicia, pero
sólo consiguió un cuerpo lleno de moratones. Ahí fue cuando
comprendió que las cadenas no eran suficientes, y buscó otra forma
para lograr que nadie rompiera los lazos que le unían con la casa
que le vio nacer.
Esta
mañana la comisión judicial, acompañada de un furgón policial, ha
ido a su casa para consumar el desahucio pero nadie les ha abierto.
Una soga le ha bastado para quedar atado para siempre a su hogar.
Miguel
Molina
PEQUEÑO MICRO MUNDO
El
chico de unos veinticinco años tenía dificultad para caminar y
entraba agarrado del brazo de un señor mayor que pasaba de los
sesenta. La cara del joven reflejaba una sonrisa especial, un tanto
nervioso pero decidido y valiente.
Balbuceó
los buenos días y preguntó de forma casi imperceptible a cerca del
precio de los bocaditos de nata mientras los señalaba con mano
temblorosa, la discapacidad le impedía hablar correctamente.Esbozó
una sonrisa, pidió una bandeja y le hizo un gesto al que luego
supuse sería su padre acercándole la cintura para que le cogiera la
cartera y pagase.
Una vez envueltos, el señor dijo que volvía en un instante, tenía que guardarlos y en breve volvía por él. El chico permanecía quieto, orgulloso del gesto hasta que regresó y le acompañó hasta el coche.
Una vez envueltos, el señor dijo que volvía en un instante, tenía que guardarlos y en breve volvía por él. El chico permanecía quieto, orgulloso del gesto hasta que regresó y le acompañó hasta el coche.
Tardó
un rato en acomodarlo en el asiento e instantes después
desaparecieron entre el tráfico. Nadie reparó en la situación: las
prisas de la gente, sus quehaceres, sus problemas.
Me quedé pensando en la vida de ambos, en cuál sería el motivo por el que el chico compró los bocaditos, en si era consciente del momento actual que vivimos y en las dificultades a las que tendría que hacer frente él solo, en su micro mundo.
No suelo comprar pasteles pero ese día escogí una tarta para llevarla a una comida familiar y así refugiarnos en nuestro pequeño micro mundo por unas horas. Tal vez mañana sea ya tarde, carpe diem.
Me quedé pensando en la vida de ambos, en cuál sería el motivo por el que el chico compró los bocaditos, en si era consciente del momento actual que vivimos y en las dificultades a las que tendría que hacer frente él solo, en su micro mundo.
No suelo comprar pasteles pero ese día escogí una tarta para llevarla a una comida familiar y así refugiarnos en nuestro pequeño micro mundo por unas horas. Tal vez mañana sea ya tarde, carpe diem.
Leónidas
de V.
ADIÓS MAMÁ
El
comisario me tenía inquina porque yo discursaba en la plaza.
Mi
madre dijo que vino dos veces a buscarme.
-No
se deje hijo. Sea valiente como su padre. Hágase escuchar.
Lo
fui a enfrentar.
“Me
pidió el pueblo”…
Me
hice “croto” entonces.
Cuando
regresé a casa mi madre ya me tenía ropita preparada.
El
tren de carga “pitea y pitea”. Arriba del techo de un vagón voy hacia el norte en busca de asilo.
¡Podrán
matarme setenta veces! Pero esa no es mi muerte…
Mi
muerte es acallarme. Quemar lo que escribo.
¡Milicos
necios!
Jorge
Duran
DE LA TUMBA A LA CUNA
Devolvimos
el caballo a los griegos, cargado de euros. (También a España, que
ni siquiera participó en la guerra de Troya).
Saturnino
Rodríguez Riverón
María Gómez Barroso MARULETI |
MAREAS
IMPARABLES FRENTE A LA INJUSTICIA
Se
sentía orgullosa de su pueblo. Aunque los ciudadanos se encontraban
cada vez más acorralados por los recortes sociales y los
frecuentes cambios de leyes, orientados siempre a restringir aún
más los derechos sociales, todavía seguían alzando su
voz incansable contra estas sangrantes injusticias.
Unidos
seguían elevando su voz, empleando únicamente la palabra y el
poder que le otorgaban la presión social, que ejercían con
manifestaciones y concentraciones.
Acompañados
de pancartas, llenas de constantes denuncias contra la corrupción
cada vez más extendida en todos los ámbitos de la política y la
sociedad, recordaban de forma incansable a las grandes
olvidadas de esta crisis, la Ética y la Justicia.
Se
enfrentaban día a día en las interminables "marea blanca"
o "marrea verde", esgrimiendo únicamente estas
armas, frente a las estrictas razones económicas esgrimidas
una y otra vez, tanto aquí como en el resto de Europa, por los
diferentes gobiernos.
Ahora
que ya no existía ninguna parcela intocable frente a las ansias
insaciables de las tijeras, tenían más razón de ser las
protestas de los ciudadanos, que recordaban a los políticos,
todopoderosos bancos o grandes mercados, que ellos eran los
jefes.
Gloria
Arcos
TITULARES
Comienza
la cuenta regresiva hacia su próxima escapada. Así rezaba en plan
titular un gran anuncio a todo color en la revista que estaba
ojeando. Una joven pareja agarrados de la mano corrían por una
hermosa playa de arena blanca rebosante de palmeras, paraíso
terrenal para disfrutar de unas increíbles vacaciones. El anuncio
estaba en la misma página donde grises noticias oscurecían el
radiante sol del anuncio. Primas de riesgo desorbitadas, tasas de
desempleo de las que no se conocían en las últimas décadas, de
nuevo corrupción galopante en el seno del gobierno de turno. Y así
había empezado poco a poco mi cuenta regresiva, me habían echado
hacía casi un año de mi trabajo después de quince años de
dedicación exclusiva, la cuota mensual de la hipoteca de la casa se
había encarecido un veinte por ciento durante ese último año.
Nunca podré irme a una isla tropical, había sido siempre mi sueño.
Antonio
Ortuño Casas
HUMO
Asciende, ligero, suave, espeso, vertical, airoso. Palabra, dictado, explicación, aclaración, sonrisita.
Asciende, ligero, suave, espeso, vertical, airoso. Palabra, dictado, explicación, aclaración, sonrisita.
Humo
en la boca, labios, ojos, frente; humo entre el pelo, pelito pelo.
Humo virginal e incorruptible. Humo decisorio, humo mansísimo. Humo
hipócrita, humo.
Atufa,
atosiga, acatarra, aturde. Agobia, aturulla,.
Humo
elevándose perfecto y glorioso sobre nuestras cabezas. Palabras de
humo mientras yo, tú, él, nosotros, vosotros, ellos, nos asfixiamos
buscando luz, ventanas, aire, sol, claridad, trabajo, salud,
educación, libertad, albedrío.
Humo:
un país de humo que se fuman los mismos de siempre.
Alena
Collar.
LA SONRISA DESALOJADA
Un
día vino a casa un señor bien vestido - de negro y corbata negra,
como cuando iban de boda o de comunión – Le entregó una carta a
la mamá de Jaime, que no pareció sorprendida, porque en realidad le
estaba esperando. Había traído a dos amigos, que no llevaban traje
sino chándal, y se ensuciaron de polvo al marcharse con las cosas
bonitas de la casa. Cogieron la tele, el ordenador, los pendientes de
mamá, y el piano de su hermana Elena, que dormía en el salón. A
cambio, en un ratito, volvieron la luz, y la calefacción, así que a
Jaime no le pareció terrible - solo era un rollo quedarse sin tele,
nada más - Lo que ya no le pareció bien fue que se llevaran, poco
después, todos los muebles. Desaparecieron uno por uno: la nevera,
la lavadora, los cuadros, y la mesa del salón.
Fue
cuando no quedó nada que llevarse, que cogieron la casa entera, y la
foto de Jaime, contento en el parque con su hermana, del brazo de
papá y mamá…
Por
eso, a partir de entonces, Jaime fue un niño triste: sabía que les
habían embargado la alegría, y ya nunca más pudo volver a sonreír.
Helga
Martínez Pallarés
LA BALANZA
“Ya
lo esperaba”, contesté, “reclamaré la indemnización en los
tribunales”. Y me fui. Ya no tenía nada que perder. Compré un
spray rojo en la ferretería y esperé a la noche. A las tres de la
mañana hacía frío, pero no había ni un alma cerca de la central
del banco. Escribí. “2.205 millones de beneficios” y debajo
“3.500 despidos”. Sentí cierta satisfacción interna. Me
imaginaba la cara que pondría el jefe de personal cuando la viera.
Se iban a gastar varias veces mi salario en limpiezas. Desde entonces
no he podido dejar de escribir, ya casi no como, y me gasto el
subsidio en sprays.
Juan
Perezosso.
SIN
Desde
el colchón del camastro puede ver el color de la noche sin cristal
mientras escucha con sus cascos Wings. Es negro, el cielo.
Aparta
el brazo de su hermano y el humo del cigarro de su padre a quien le
han robado también las palabras.
Se
quita los cascos y se levanta de un salto.
-Me
abro… putas ratas- dice escuchando con desgarro el llanto de su
madre y los roedores escarbando las basuras de la calle, con codicia.
Revisa
su mochila, cargada de artilugios caseros que sin piedad utilizará
para obtener sustento.
-Ten
cuidado, hijo- le susurra su madre.
La
lumbre de las velas ilumina el cuartucho, sin puertas ni pintura,
llenándolo de sombras con apenas un hilo de vida. Son okupas,
furtivos sin casa. Despojados, sin vecinos ni rutinas. Sin dignidad
ni esperanzas, con desgana.
Coge
el anorak y sale apresurado, como si la noche fuese a escapar como
él, fugitiva.
Y
llegará otro domingo sin olor a calor ni a tostadas.
Marta
López Cuartero
UNO
MENOS, UNA RACIÓN MÁS
Esther
entra en el vestuario, pone la llave en su taquilla, saca la bata
blanca, cierra los ojos y piensa que todo es tán negro como lo que
percibe tras sus pupilas apretadas. No quiere entrar en la consulta.
Se niega a visitar a trece ancianos con enfermedades crónicas que
necesitan medicamentos demasiado caros para sus exiguos bolsillos .
Ni a cinco discapacitados con problemas de asisténcia. Ni, ni, ni, …
En
la última reunión con el “ responsable de sanidad” había
quedado todo bien claro. Su voz sonó en sus oidos como un mazazo.
-
No hay dinero, no hay mediicamentos ni asisténcia gratuitos. Los
ancianos que se rasquén el bolsillo. A los discapacitados que los
cuiden sus familiares. Si no pueden, la administración tampoco. Es
lamentable, pero los primeros, ya han vivido lo suyo y los segundos,
la verdad es que para subsistir de ese modo...
-
Pero eso no es justo, es inhumano.
-
Es lo que hay, señores. Uno menos, una ración más
Maribel
D`Amato
CON UN PAR
El
anciano salió a la calle con la dignidad intacta y una caja de
zapatos. Un vecino le preguntó por qué, si lo había perdido todo,
se aferraba a esa caja como a una tabla mínima en medio de la
tempestad:
-En
casa de mis padres éramos siete hermanos. Como no había sustento
para tantas bocas mi madre nos enviaba al colegio. Allí, además de
instruirnos en las letras y las matemáticas nos proporcionaban un
almuerzo decente, con una única condición: que acudiéramos
calzados. Un solo par de zapatos para siete hermanos, una sola comida
completa a la semana. No sé dónde terminaré, ni si alguien se hará
cargo de este pobre viejo. Pero tal vez pueda comer si conservo cerca
mis zapatos.
Montaña
Campón
CLAROSCURO
La
existencia de Mario se desarrollo fiel a la técnica del claroscuro,
con periodos acusados de luces y sombras.
Luces
de una infancia y adolescencia feliz, una saneada vida laboral y una
sólida posición económica.
Sombras
que comenzaron con la imprevisible pérdida de un trabajo estable y
que le llevaron a alargar la prolongada lista de robinsones
desempleados, víctimas del tenebroso naufragio de la crisis.
Durante
cada jornada compartió inútilmente espacio con ellos, para después
separarse y volverse de nuevo a reunir. Así un día, otro y otro.
Hasta que abrir la ventana de la vida cotidiana se convirtió para
Mario en una terrible pesadilla y el chirriar de los goznes en una
contribución al ambiente de crispación general.
Tras
la rebeldía inicial sucedieron los ataques de desaliento, en los que
se sentía como un funambulista inseguro que en la cuerda floja del
ánimo lucha por equilibrarse y no caer en la depresión.
Pero
sus esfuerzos no hicieron más que alimentar un amargo proceso de
tortura que culminó una mañana de sol radiante, cuando la dramática
del claroscuro se hizo patente por última vez y la ventana, antes
llena de luz, se convirtió en una salida de emergencia al abismo y a
la oscuridad más absoluta.
Mario
desapareció en el vacío de la desesperación, mientras los
indignados vibraban con la agitación furiosa de sus pancartas y los
responsables de la debacle, ajenos al sufrimiento social, continuaban
su imparable carrera de desatinos sin despeinarse ni tan siquiera un
poco.
María
Jesús Oliver Guasp
EL
DISCURSO
“El índice de asesinatos se ha
reducido en un 20% en este primer año de gobierno… Se ha
logrado reducir el índice de pobreza extrema en un 30% con los
programas sociales, que han mostrado un gran acierto en el trabajo
conjunto de los ministerios de estado… Y con el apoyo de toda la
población lograremos rebajar aún más estos índices, estamos
trabajando por ustedes...” Apagó la televisión, pues no podía
seguir escuchando más de esa demagogia política en la cadena nacional,
quería, más no podía, debía trabajar. Tomó el bote con gasolina
y la antorcha. Cerró la puerta de lámina tras de sí y se dirigió
al semáforo de siempre, a ganar el pan.
José Chete
LÁGRIMAS NEGRAS
-¡Levántate Ernesto! ¡Es la
hora! -lo despertó la voz huraña de su padre.
Abre los ojos y por el ventanuco
de la habitación entra la luz metálica de la luna de invierno.
Tiene frío y hambre, pero es un frío y un hambre secular, el de los
desheredados. Su padre lo apura. Salen y comienzan a caminar por el
sendero de barro y escarcha. Tras una hora de caminata por la llanura
desnuda y gélida llegan a la entrada de la mina. En la penumbra gris
del amanecer ve niños, hombres y algunas mujeres. Ernesto y su padre
se suben a una vagoneta de las que hay en los raíles de la vía y
entran al interior de la mina.
Dentro,
en las galerías, le enseñan a arrancar con las manos las piedras
del túnel. Después las carga en una carretilla y cuando está llena
la descarga en una vagoneta. Horas y horas, no sabe cuántas, porque
allí no hay luz; sólo un polvillo negro que se mete por las
narices, por la boca, por los ojos.
Cuando salen ya es de noche. De
vuelta por la llanura seca y helada, mientras camina encorvado, con
el peso de la luna de invierno sobre sus espaldas de niño, va
llorando lágrimas negras.
-Te acostumbrarás hijo, te
acostumbrarás...-le dice su padre y su voz ya no es huraña.
Mercedes Suárez Aguirre
Prohibido desalojar Víctor Aranda García |
DONDE
LAS TOMAN, LAS DAN
Desde
que jugaba durante mi infancia en su huerto de limoneros y jazmines,
conseguir esta casa era mi sueño. Contrastaba mucho en aquella calle
de procesiones tenebristas que desfilaban bajo los balcones adornados
con colchas de seda. Aquella fachada, en cambio, parecía la portada
de una revista de arquitectura, una obra de Frank Lloyd Wright, por
lo menos.
El
mismo día de mi cuadragésimo cumpleaños colgaron el cartel de Se
vende. Un par de semanas después vi a una pareja que desde una vespa
anotaba el teléfono. Me lancé. Cuando llamé me dijeron que pedían
100 millones de las antiguas pesetas, tal vez las llamaban así en
oposición a las futuras pesetas, unos 600.000 euros.
No
poseía esta cantidad ni siquiera la décima parte pero como persona
bien instruida por los telediarios me decidí a solicitar una
hipoteca. Estábamos en 2013, era el momento ideal. Redacté yo misma
el documento que presenté en el Banco. Cegados por la necesidad en
esos momentos de un cliente como yo, ni ellos ni el notario leyeron
la letra pequeña. En esta decía que el contrato se realizaba a
perpetuidad, concepto tomado de las participaciones preferentes, es
decir, que no tendría que devolverles mi dinero nunca y además que
el abono de las cuotas sería realizado en diferido la misma fecha,
es decir, jamás.
Desde
aquí, desde mi hamaca, os animo a los demás a hacer lo mismo. Las
viviendas de protección oficial, los minipisos y demás soluciones
habitacionales deben reservarse para sus utópicos promotores.
En el juicio, las pruebas fueron incuestionables, todas apuntaban a la culpabilidad, hasta que el abogado sacó la última. Nadie se había percatado hasta entonces de que al político le faltaba una mano, y el letrado la tenía ahí, en una cajita que abrió frente al Juez: «Esta mano fue cortada hace más de un mes. Es la mano que sujetaba el maletín en la foto, como se puede observar por las marcas en la piel. Con esto demuestro que este hombre es incorrupto». Y con razón, porque la mano conservaba ese tono moreno rosado de la piel viva. Los de las filas de más adelante pudieron tocarla, sentir su calor, algunos hasta estrecharla. Al Juez no le quedó más remedio que dictar sentencia absolutoria. Nadie dijo nada sobre el olor a azufre que impregnaba la sala al paso del abogado defensor.
Ana Vidal
«¿No salimos?, pregunta el nuevo, el viento ha cambiado de sentido y las llamas se dirigen a la ciudad». Las huellas de sus botas relucientes, marcadas sobre el polvo que reposa desde hace meses en el suelo de linóleo. Un viejo, sentado al fondo y con la oreja pegada a un transistor, masculla entre dientes y se ríe. Lleva un antiguo casco de bombero que no se quita ni para dormir. En las literas bostezan tumbados los demás: unos leen, otros miran por la ventana y contemplan el árbol negro del patio. Fuera sopla un viento constante que mueve las cenizas de un lugar a otro. Nadie le contesta.
Rosana Alonso
OVACIÓN DE GALA
- Dimito.
- Dimito.
Miguel Torija
CAZADORES
En un estrecho callejón gris, mugriento, un cazador observa atentamente los movimientos de su presa.
Desde la ventana de su casa que da al callejón, Luis sigue con la vista los saltitos de un gorrión. En el suelo hay una trampa para ratones activada. El cebo es un trocito de pan duro. El gorrión duda, da unos saltitos hacia la trampa, se detiene, mira hacia todos lados con rápidos movimientos de la cabeza. Luis se oculta más, espiando sólo con un ojo. Finalmente el ave se decide. Se escucha un ¡Plaf! Ya está, lo atrapó. El niño corre a recoger su presa. Vuelve sosteniendo al ave muerta de un ala y se pone a llamar a su gato:
- ¡Ven “Corbata”, ven aquí! ¿Dónde te has metido?
Y Luis lo busca por toda la casa sin hallarlo.
Como en su hogar la comida escaseaba, el niño cazaba pájaros para su gato. Pero esta vez no lo encontró. Con lágrimas en los ojos seguía repitiendo el nombre de su amada mascota, presintiendo algo terrible. En los hogares vecinos también escaseaba la comida.
En un estrecho callejón gris, mugriento, un cazador observa atentamente los movimientos de su presa.
Desde la ventana de su casa que da al callejón, Luis sigue con la vista los saltitos de un gorrión. En el suelo hay una trampa para ratones activada. El cebo es un trocito de pan duro. El gorrión duda, da unos saltitos hacia la trampa, se detiene, mira hacia todos lados con rápidos movimientos de la cabeza. Luis se oculta más, espiando sólo con un ojo. Finalmente el ave se decide. Se escucha un ¡Plaf! Ya está, lo atrapó. El niño corre a recoger su presa. Vuelve sosteniendo al ave muerta de un ala y se pone a llamar a su gato:
- ¡Ven “Corbata”, ven aquí! ¿Dónde te has metido?
Y Luis lo busca por toda la casa sin hallarlo.
Como en su hogar la comida escaseaba, el niño cazaba pájaros para su gato. Pero esta vez no lo encontró. Con lágrimas en los ojos seguía repitiendo el nombre de su amada mascota, presintiendo algo terrible. En los hogares vecinos también escaseaba la comida.
Jorge Leal
HUMO
Acompañando
la flexión de sus rodillas, se deslizó apoyando la espalda en la pared
hasta quedar sentado, advirtió que la humedad del suelo no lo
molestaba, y la brasa del medio pucho humeante entre sus dedos no
quemaba, sonrió alegre al comprender que no habría más engaños ni
torturas, aunque la descarga del pelotón de fusilamiento no le había
permitido completar su último deseo.
Juan Pedro Finat
LA FIGURA PÚBLICA
Había
estrechado suficientes manos, besado suficientes niños y llorado en
público suficientes veces. Por fin su sonrisa fue inalterable y pudieron
ponerle junto a los demás en el Museo de Cera.
Susana Meyniel Martí
CONFIDENCIAS
Se conocieron en el parque y enseguida
congeniaron, fue como si dos corrientes muy fuertes las hubieran empujado para
ponerlas frente a frente. Marina es flacucha, muy morena, de ojos brillantes y
mirada inquieta. Jimena es rubia, su mirada azul esta llena de sosiego y sus
modales son sofisticados. De niñas les gustaba hablar de sus aficiones y saltar
juntas a la comba, ahora comparten inquietudes. Marina le cuenta a Jimena que
con la crisis han recortado las ayudas y no le han dado la beca, no podrá
acceder a su proyecto de investigación, Jimena le confiesa que está
profundamente deprimida porque sus padres le envían a una universidad privada a
Londres… Y es un rollo.
Yolanda Nava
ORGANIZAN:
20 comentarios:
Mucho por leer, voy a tener que tomármelo con calma, pero una calma tranquila y gozosa.
Gracias.
Desconozco si debo dejar un enlace a mi página y lo dejo, quizás sea más fácil para los que quieran leer:
http://microrrelatosalpormayor.blogspot.com.es/2013/03/economia-domestica.html
El enlace de montesdetoledo es
http://ximens-montesdetoledo.blogspot.com.es/2013/03/la-ultima-cena.html
Como dice Luisa mucho para leer, sin prisa, pero sin pausa.
Besos desde el aire
Mi enlace de participación. Foto-montaje Yo grito también
Saludos
Anna Jorba Ricart
Algo va mal en el vículo que has puesto a montes de toledo
Aquí la entrada:
http://ximens-montesdetoledo.blogspot.com.es/2013/03/la-ultima-cena.html
El enlace de Petra Acero es:
http://petraacero.blogspot.com.es/2013/03/hoy-ayer-y-manana.html#comment-form
Esto se está llenando de Indignadosss
Un ABRAZO
Amparo Martínez Alonso
A las calles!!!!!
Mis enlaces:
* http://dididibujos.blogspot.com.es/
* http://juanluilustra.wordpress.com/
He empezado con fuerza queriendo leerlos todos de seguido. La participación se merece que haga una pausa, tengo todo el fin de semana por delante.
Mi enlace por si alguien quiere entrar por aquí: http://mpmoreno.blogspot.com.es/2013/03/un-viaje-sin-retorno.html
Aquí os dejo mi aportación a la primavera indignada: http://ladydragona.com/2013/03/21/las-clases/
Me pongo ahora mismo a leeros :).
He borrado el comentario anterior, el enlace con mi participación es este:
http://elystone.blogspot.com.es/2013/03/nuevo-turismo.html
Besitos
Os agradezco la generosidad de darnos voz en estas páginas.
Mi enlace, el de Eternidades y Pegos: http://eternidadesypegos.blogspot.com.es/2013/03/lavarse-las-manos.html
Gracias.
En primer lugar Miguel, felicidades, enhorabuena por este éxito mi ventana está llena, llena de alambradas.Gracias.
He leído casi todos y en todos los que he leído he dejado un comentario.
Los que aquí están los iré leyendo despacito.
Besicos desde mi alambrada.
Gracias Miguel, Ana y Rosario, con vosotros es una maravilla participar en estos eventos.
Gracias a todos los participantes.
Nos vemos en la alambrada
Enhorabuena por la iniciativa. Me hubiera gustado participar, pero mandé un comentario con el enlace a mi reciente blog: http://lalevitadellagarto.blogspot.com.es/ y no le encuentro entre los que habéis colgado en la página de la iniciativa. Tal vez algún problema técnico. Espero poder entrar para el 18 de abril.
Saludos.
El enlace a mi blog "Azabache 2", donde está mi participación no es correcto.
Te lo reenvio para rectificarlo.
Es este: Yo también grito
Gracias
Anna Jorba Ricart
Gracias Miguel.
Nos vemos en la alambrada.
Muchas gracias a todos los que habéis participado con vuestros microrrelatos, ilustraciones y/o fotografías. Creo que al final hemos llegado casi a 100. No he podido leerlos todos, me gustaría, lo intentaré, pero los que he leído son fantásticos. Gracias especialmente a Rosana, Ana y Rosario por el talante, el talento y el trabajo.
Nos vemos en la alambrada el 18 de abril (aunque a mí me va a pillar con "las vidas perras" espero conseguir desdoblarme, je, je).
algunos exquisitos, en general buenos
saludos
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