sábado, 5 de marzo de 2022

Guerra en Ucrania

 Día 257 de la guerra (7/11/22)



Rusia se resiste a retirarse de Jerson. Cada día que retrasa esa retirada queda abierta una ventana de oportunidad para Ucrania. Con numerosas tropas rusas inmovilizadas resistiendo en Jerson a costa de dejar otros flancos poco protegidos, los expertos militares imaginan a los estrategas ucranianos debatiéndose entre dos opciones.

1.- Ser conservadores y recoger beneficios centrando sus esfuerzos en completar la conquista de Jerson.

2.- Arriesgar en una maniobra audaz pero incierta, concentrando todos sus esfuerzos en el centro del corredor que une Rusia a Crimea, tratando de dividir el frente en dos y cortando el suministro a las tropas que defienden Jerson y Crimea.


La primera opción parece que le daría una victoria rápida y segura, recuperando la única capital de provincia conquistada por los rusos y obligándoles a retirarse. Un golpe protagandístico de cara a su pueblo que abocaría a un estancamiento de la guerra con los rusos parapetados al otro lado del Dnieper y ganando tiempo para reponer unidades, armamento…

Con la segunda opción, si logra romper en dos el frente, logrará un golpe militar que dejará aislada a una buena parte de las tropas rusas haciéndolas más vulnerables, poniendo en una posición de fuerza a Ucrania que no ha tenido hasta ahora y que podría abocar a su vez en tres posibilidades: una escalada nuclear rusa ante la situación precaria en que quedarían parte de sus tropas, una negociación para llegar al final de la sangrienta insensatez de Putin o el recrudecimiento de los combates ante la perspectiva ucraniana de poder llevar la iniciativa y recuperar todo el territorio perdido o al menos una gran parte.

Quién hubiese dicho cuando la invasión rusa empezó que llegaría un día, hoy, en que Ucrania tendría en sus manos decidir el camino que iba a seguir la guerra. Por desgracia cualquiera de las dos opciones comporta sufrimiento, muerte y destrucción. Quizá al menos con alguna se acelere el final de esta barbarie.


Día 210 de la guerra (21/9/22)



Dijo Valdano que el fútbol es un estado de ánimo. Equipos humildes con suficiente moral son, de tarde en tarde, capaces de poner en aprietos e incluso ganar a poderosos equipos desmoralizados.

Las guerras modernas parece que también empiezan a ser un estado de ánimo.

Hace un año las tropas del ejército afgano, más numerosas, mejor armadas y entrenadas que los talibanes se dehicieron como un azucarillo.

Ahora, uno de los ejércitos más poderosos del mundo se pone en fuga ante el empuje de unas tropas ucranianas que siempre han tenido la convicción de que están asistidos por la justicia y la legalidad (además de por la inteligencia y las armas de USA y la UE). Convencer a un joven o una joven ucraniana para que luche es fácil, en muchos casos, ni siquiera hace falta convencerles se alistan ya convencidos. En cambio las tropas rusas luchan por obligación, sin ninguna convicción, ni convencimiento. En cuanto la contraofensiva ucraniana cosechó los primeros avances las deserciones y las retiradas desordenadas se sucedieron. Una humillación para el orgulloso Putin.

Es evidente que los misiles y los bombardeos rusos pueden destruir, pero para ocupar siguen haciendo falta soldados. A Rusia hace tiempo que le cuesta reponer los veinte mil soldados al mes que la «operación especial» ha necesitado desde el prinicipio.

Hoy Putin, solemnemente ha anunciado una movilización masiva (una muestra de debilidad y otra prueba de que su guerra no va como imaginó). Nada menos que pretende movilizar a 300000 reservistas. Muy fácil de decir. No tanto de cumplir y menos con la urgencia que parece que el frente reclama. Ahora se demostrará si la sociedad rusa está al lado de Putin en esta guerra, o simplemente ha estado mirando a otro lado (cualquiera de las dos opciones no le exculpa de haber avalado la invasión).

El efecto de retirar del mercado laboral a toda esta gente y el coste de mandarlos al frente y mantenerlos allí, va a suponer otro golpe para la economía rusa y empezará, ahora sí, a minar la moral de la población rusa.

Un tiro en el pie. Eso parece que podría ser este anuncio, de no ser por el otro componente de la declaración: los referéndums.

En realidad esos referéndums son más inquietantes que los 300000 soldados.

En tres días va a organizarlos y antes del lunes los territorios ocupados serán considerados por el Kremlin parte de la Federación rusa a todos los efectos. De ese modo torticero pretende tener legitimidad para usar lo único que de verdad le puede dar la victoria: las armas nucleares.


Día 157 de la guerra (31/7/22)

La guerra se estanca. Los frentes se enquistan y no hay señales de negociaciones de paz. Ucrania sigue reponiendo sus tropas a un ritmo constante de quince o veinte mil soldados al mes. Grupos de guerrilleros ucranianos se organizan en los terrenos ocupados para poner en dificultades la ocupación. Ucrania daña los canales de suministro atacando sin descanso el puente Antoniv en Jerson, que sigue resistiendo y empieza a acuñar una de esas leyendas que dejan las guerras. Rusia ha logrado importantes avances en territorio ucraniano, ahora tiene que asegurarlos, pero para eso le empieza a costar reponer los cerca de 75000 soldados que ha perdido en combate.

Ese parece el destino de esta guerra. La resistencia. No serán las armas modernas la clave. Como en todas las guerras será cuestión de la sangre que cada bando sea capaz de perder sin que se resientan sus posiciones. 

Mientras tanto las bombas siguen cayendo sobre Ucrania y matando a inocentes sin importar si estos están en la cola de un autobús o en un presidio.


Día 50 de la guerra (14/4/22)


El buque insignia de la armada rusa anulado. ¿Un incendio a bordo que hace evacuar a toda la tripulación o un ataque ucraniano que solo deja un puñado de supervivientes? Efecto de la incompetencia, según los rusos, efecto del uso del armamento que sigue y seguirá recibiendo, según los ucranianos. Sea cual sea la verdad, ninguna es una buena noticia para Putin. Y es que siempre le llegan malas noticias desde Ucrania. Esta no es la única.

Finlandia y Suecia con un pie en la OTAN. Ha usado tantas veces la amenaza nuclear que está perdiendo efecto e incluso se valora como una opción asumible en el desarrollo de esta barbarie.

Mariupol todavía resistiendo, arrasada, pero resistiendo hasta convertir la montaña de cascotes en que la han convertido en algo más poderoso que una trinchera o una barricada. Un símbolo.

Las armas más sofisticadas llegan sin cesar desde las fábricas americanas para frenar la nueva embestida que se anuncia desde hace días: drones kamikazes, helicópteros, misiles inteligentes...

Putin está convirtiendo Ucrania en un cráter cada vez más hondo y Biden en una Feria Armamentística, el mejor escaparate para que sus fabricantes puedan probar armas y abrir nuevos mercados.

Todo el mundo está siguiendo la dirección que marcan las balas, pero esa dirección lleva al dolor, a la destrucción y al odio. Es difícil en Rusia estar contra la invasión, pero también lo empieza a ser es estar en contra de la escalada armamentística al otro lado de este nuevo telón de acero, o de cascotes.



Día 39 de la guerra (3/4/22)

Foto: EFE
Foto: EFE

En la guerra de información y desinformación es difícil determinar cual es la situación real en el intento de invasión de Ucrania. Así que es mejor guiarse por las sensaciones, los indicios, las decisiones que toman los actores principales y secundarios. Estos indican que Putin está perdiendo. Es posible que sea capaz de revertir la situación y subsanar el erróneo cálculo inicial (infravalorar la resistencia ucraniana y la reacción internacional y sobrevalorar sus fuerzas) para poder “vender” a su opinión pública una victoria (la que sea). Necesita tener esa victoria para el 8 de mayo (día que se celebra la victoria sobre los nazis). Saber eso da ventaja a los que defienden. Saben cuándo deben defender y quizá también dónde hacerlo.

Rusia se retira del norte. Aquella columna ciclópea que durante semanas amenazó Kiev se ha esfumado. Como le sucedió a las tropas de Hitler, corría el riesgo de quedar empantanada en el lodazal en el que se convierten los caminos con la llegada de la primavera. Parece que todas las tropas que ocupaban el norte de Ucrania se dirigen al este. La guerra relámpago podría dar paso a una guerra larga.

En los medios de comunicación avisan del riesgo de que esas tropas dejen acorraladas a las tropas ucranianas que luchan en el Donbas, pero no dicen que también libera a las fuerzas de resistencia ucranianas que se podrán desplazar a defender otros territorios. No lo dicen porque hay que seguir justificando el suministro de armas. Enviar armas para mantener una guerra requeriría cierto debate que en este caso se ha obviado.

Ucrania se atreve a enviar helicópteros a territorio ruso para bombardear depósitos de combustible. Lo que no habla muy bien del control aéreo de su propio territorio de los rusos. Los ucranianos ya no se limitan a defenderse. También atacan. Una acción que alimenta la moral y debería haber dañado su reputación, poniendo en riesgo el apoyo internacional (no ha sucedido) y dando argumentos a Putin (aunque él no necesita que le den argumentos, si no existen se los inventa).

Los países más vulnerables son los que toman posturas más arriesgadas: Finlandia habla abiertamente de abandonar su neutralidad y unirse a la OTAN, los tres países bálticos dejan de exportar gas ruso. Toman esas decisiones porque sin duda conocen la debilidad de Rusia.

El flujo de refugiados se ralentiza y parece que, dentro de la trágica situación que supone abandonarlo todo, la colaboración y la generosidad de los países europeos ha funcionado y todos han encontrado cobijo. Quizá ahora llegue el momento para que los refugiados asiáticos y africanos que desde hace décadas esperan algo más que olvido y desprecio, encuentren el mismo trato.

Biden se empecina en tratar de apagar el fuego con gasolina y no desperdicia la ocasión de provocar al animal herido en que se ha convertido Putin. No disimula, está deseando una escalada. Además de la muerte y la destrucción que es lo que siempre traen las guerras, esta va a dejar un aumento generalizado de los presupuestos militares y un endulzamiento de la OTAN. La industria armamentística se frota las manos y ya se sabe quién tiene más cuota en el mercado de las armas. Aunque ahora ya no se compren y se vendan armas, ahora lo que se compra y se vende, en otro intento de tratarnos como imbéciles, es material ofensivo militar.


Día 30 de la guerra (25/3/22)







 Muy malas noticias para Putin. Siguen acumulándose sin pausa. Una tras otra:

-Bielorrusia sigue sin enviar tropas para ayudarle.

-Ucrania recupera terreno alrededor de Kiev y podría estar en disposición de dejar embolsadas a numerosas tropas rusas en algunas ciudades cercanas.

-Las Autoridades rusas reconocen 1600 soldados muertos. Por el número de altos mandos rusos que han muerto y por la divergencia con las cifras que dan otras fuentes (todas por encima de los 10000) es evidente que ese número es mucho mayor. Pero aunque fuera cierta la cifra que reconocen, es un número muy alto.

-Siguen reformulando los objetivos de la invasión, en un claro síntoma de que están buscando una salida digna. El Estado Mayor ruso anuncia que van a centrar sus esfuerzos en el Donbás, aunque no descarta conquistar Kiev y Jarkov. Se exprime el lenguaje y contra eso solo queda exprimir la lectura. Cuando dicen: no descartamos conquistar Kiev y Jarkov están reconociendo que no han podido conquistarlas. De hecho lo que pretendía ser una invasión, cada vez se parece más a una destrucción. A partir de la primera semana, cuando el diseño de un avance fulgurante fracasó, ha pasado a centrarse en lanzar miles de misiles, algunas fuentes aseguran que diez veces más que los que se han lanzado en toda la guerra de Siria (una de esas guerras olvidadas que sigue generando una crisis humanitaria tan vigente como el primer día).

-Se le ha abierto un frente interior contra el que le va a costar emplear la represión: Las madres de los soldados rusos que buscan desesperadas noticias de sus hijos. Muchas obtienen la confirmación de que sus hijos están muertos de las Autoridades ucranianas, no de las rusas. Ucrania emplea sistemas de reconocimiento facial que cruzan con las imágenes de las Redes Sociales para identificar a los soldados muertos y después se ponen en contacto con sus familias para informarles (la guerra psicológica no solo la usa Putin con sus misiles).

-Empieza a necesitar purgas entre sus más fieles, que podrían haber llegado hasta lo más alto. El ministro de defensa lleva 14 días “desaparecido”.

-El gobierno ucraniano no ha sido destituido y, de momento, el país no está sumido en el desgobierno y el caos que suele seguir a estas invasiones (véase lo provocado por USA y sus aliados en Irak, Libia...).

Tantas son las malas noticias que lo que parecía imposible hace un mes ya no lo es. Rusia perderá esta guerra. Putin no va a lograr nada de lo que podía pretender con su operación especial.

-El pueblo ucraniano va a odiar por décadas todo lo que venga de Rusia y más pronto o más tarde acabará entrando en la Unión Europea y separándose definitivamente de la órbita rusa.

-La Unión Europea está más unida que nunca y quizá logre convertirse en un actor internacional a la altura de su peso económico, demográfico y geográfico.

-La OTAN acumula más fuerzas que nunca cerca de sus fronteras y Putin justificaba esta invasión porque se sentía en peligro por la amenaza de la OTAN.

-Perderá a la UE como su mejor cliente para sus recursos naturales y los que encuentre para sustituirlo no le pagaran ni tanto ni tan bien.


Quizá Putin, con el envío de refuerzos desde todas partes (incluidos mercenarios) logre relanzar las conquistas, de lo contrario se convertirá en un jabalí herido, tentado de añadir a todas las atrocidades cometidas ya, el uso de armas más miserables y cobardes.


Día 28 de la guerra (23/3/22)


El señor de bigote de la primera foto es el Portavoz del Kremlin y ayer en una entrevista dijo que la destrucción e intento de invasión de Ucrania (para los rusos operación especial) es necesaria porque había un plan para destruir Rusia desde todas las fronteras. El de la otra foto es un diputado de la Duma (los de detrás también) y en una conferencia de prensa presentó ayer los resultados de una investigación encargada por la Cámara Baja rusa en la que se ha demostrado que el coronavirus no surgió en China. Según ese informe, el coronavirus tiene su origen nada más y nada menos que en Ucrania. Así que además de estar gobernados por nazis (no hay que negar que en Ucrania hay nazis, pero también en España están creciendo como setas, algunos incluso acaban de lograr vicepresidencias y consejerías), además de tener el país lleno de armas de destrucción masiva (esta mentira me suena haberla oído antes). Ahora, los ucranianos también son los que desarrollaron la primera cepa de COVID-19, la hicieron propagarse por el planeta y además planeaban invadir Rusia. ¡Toma ya! Lo próximo será descubrir que Zelenski mató a Kennedy o a Chanquete.

Parece fuera de dudas que con la caída de la URSS, Rusia optó por quedarse con lo peor del sistema comunista y recoger lo peor del sistema capitalista para su desarrollo futuro. Quizá solo hubo algo bueno que mantuvieron de la era soviética. La educación. En Rusia, más de la mitad de la población tiene estudios superiores, lo que supone el doble de la media de la OCDE. Se dice pronto. El doble.

Es un indicador evidente de que Rusia trata de desarrollar al máximo la capacidad intelectual de sus ciudadanos. Por eso, no es fácil conseguir que la población crea las mentiras sobre la invasión de Ucrania que desde los medios oficiales (los únicos que operan) les hacen llegar.

Si un ruso con una formación universitaria escucha a sus dirigentes decir estas cosas. ¿Se las cree? ¿En serio? ¿No es mucho ya? La realidad está superando la ficción. La neolengua, la Policía del Pensamiento, el Ministerio de la Verdad y el Departamento de Ficción que imaginó George Orwell para 1984 van a parecer un jardín de infancia al lado de la cúpula que dirige Rusia y que está logrando que se haga realidad la profecía de Orwell: “el sentido común es la mayor de las herejías”. Solo así se entiende que según una encuesta independiente casi el 81% de los rusos estén (o digan que están) a favor de la invasión.



Si todavía no lo han prohibido, los rusos deberían releer la novela de Orwell porque de lo contrario van a tener que escoger entre parecer estúpidos o serlo para satisfacer a ese Gran Hermano que está obligándoles a no pensar.

Día 26 de la guerra (21/3/22)


Mientras en Ucrania, el ejército de Putin sigue con su plan para sembrar el terror y la muerte. En España se repite el uso de la guerra como cortina de humo. Si hace unos días era el partido de la oposición el que aprovechaba para abrir las puertas del poder a la ultraderecha. Ahora el Gobierno de Sánchez aprovecha para cometer un acto de similar mezquindad con el Sahara.

Abandonar por segunda vez al pueblo saharaui es indigno. Más si se hace bajo la coacción de un déspota que te amenaza con dejar de ser tu perro guardián.

La ONU ha dejado claro que seguimos teniendo una responsabilidad en la resolución de este conflicto y no debemos escurrir el bulto. Pero podemos escurrirlo y lo escurriremos proponiendo una solución pragmática.

Es posible que el cansancio convierta al pragmatismo en la mejor opción, pero son los saharauis los que deben decidir si ya están cansados de luchar y ha llegado el momento de llegar a un mal acuerdo. De momento, siguen luchando. Solos, más solos que nunca, pero siguen luchando. Porque tienen un arma que nosotros hemos vendido hace tiempo: la dignidad.


Día 24 de la guerra (19/3/22)



Los cascotes se recogerán, los edificios se reconstruirán, los cadáveres se enterrarán y los heridos se recuperarán.  La vida volverá.

Quedará el odio y el rencor.

Hay imágenes icónicas que perdurarán para que no se olvide la cobardía, la barbarie y la injustícia.

Día 20 de la guerra (15/3/22)






Problemas. Putin tiene problemas. Definitivamente las cosas no van como esperaba. Se ha convertido en un jabalí herido. Sigue y sigue destruyendo Ucrania, en un estilo de invasión más propio del medievo, que no habla muy bien de su capacidad militar. Los primeros días intentó usar tácticas más sofisticadas, que acabaron con muchas bajas y pocos avances. Ahora va sobre seguro. Bombas y misiles cada vez menos precisos. Arrasar antes de avanzar. Un sistema ruin y cobarde. En ninguna de sus previsiones debía estar que a estas alturas Kiev resistiese y no solo eso, que los ucranianos fuesen capaces todavía de acoger en su capital una reunión con 4 primeros ministros europeos. Las malas noticias llegan desde el frente. En 20 días, entre 3000 y 4000 soldados muertos, 14000 bajas en total, que suponen más de un 10% de las tropas desplegadas. Para entender el desastre de la invasión, basta con comparar las cifras con una invasión similar, la de Afganistán: En 14 años allí murieron 14000 soldados soviéticos. A este ritmo, pronto necesitará refuerzos, que no parece que vayan a llegar de Bielorrusia. Por eso Rusia pide apoyo a China. Una ayuda, que si llega, le va a costar muy cara y que es otra prueba de que las cosas no van como había planeado. También se le empieza a abrir un frente interno. La valentía de algunos rusos que se atreven a denunciar y mostrar la vergüenza que sienten, va a ir en aumento. La represión solo logrará aumentarla.

Día 17 de la guerra (12/3/22)


Pues eso.

Se puede cantar en ucraniano, en serbio o en italiano, pero no hay duda de quién puede cantar esta canción en la guerra de Putin.

Los partisanos esta vez luchan contra el ejército ruso.

Que los ucranianos canten esta canción, simboliza la humillación y la vergüenza que la sociedad rusa está transmitiendo a sus padres y a sus abuelos. Esos que entregaron millones de vidas para frenar la barbarie fascista. Una barbarie que en los libros de historia van a pasar a representar ellos.

Aprender de la historia para no repetirla.

Mientras tanto en España:

El PP acusa a Sánchez de usar la guerra como excusa. Así, sin más. Ahora solo queda repetirlo una vez tras otra para que su clientela les aliente y convierta esto en un dogma.

El PP en cambio lo que hace es confiar en la guerra de Putin como si fuese un bote de humo que todo lo tapa. Pero no hay humo suficiente para tapar el olor putrefacto de su mezquindad. Una mezquindad que les ha hecho poner una alfombra roja a VOX para entrar en un gobierno y presidir una cámara democrática.

A VOX, nada menos que a VOX, un grupo de ultraderecha que ha sido uno de los aliados de Putin y que comulgan con sus formas y con su ideología. Cuando el PP tenía la oportunidad de dar un portazo y demostrar que no van a dar aire a los que han crecido a los pechos de Putin, se arrodillan y se echan en brazos de Abascal con el único fin de seguir en el poder. Saben que es pan para hoy y hambre para mañana. Pero no dan para miradas a largo plazo, ni siquiera a medio plazo. Políticos cortoplacistas.

La decencia, es otra víctima más de esta guerra.


Día 14 de la guerra (9/3/22)




Más brotes verdes.

La portavoz de Exteriores de Rusia, un día antes de las negociaciones que van a comenzar en Turquía, dice textualmente que el objetivo de la invasión no es deponer al gobierno ucraniano.

Tal cual.

Otra de las exigencias de partida retirada por Rusia de modo unilateral. Un síntoma más de que la invasión no va como esperaban y que Putin puede estar preparando una salida a la ratonera en la que se ha metido.

Día 11 de la guerra (7/3/22)

Algunos brotes verdes:

1.- La negociación se traslada a un país que condena la invasión y que puede considerarse neutral o al menos equidistante.

2.- Rusia baja sus expectativas. Mucho.

En realidad no pide nada que ya no tenga. Crimea es suya y seguirá siéndolo, del mismo modo que Gibraltar seguirá siendo británica.

Lo del Donbas no es tan fácil de admitir por Ucrania, pero desde luego podría ser una salida más que digna.

Si se llegase a este acuerdo, sumado a la inesperada unión que ha provocado en la UE, se vería sin duda como una derrota de Putin y podría suponer el principio de su fin.

Estas pequeñas grietas de luz dan a entender que las cosas no van como Putin había calculado, si es que había calculado algo.

Quizá un acuerdo está más próximo, aunque siempre recordando que no se puede confiar en lo pactado con Putin.

Día 9 de la guerra (5/3/22)


El discurso beligerante y la escalada armamentística que recorre Europa son una trampa.

Armar a la población civil, enviar armas con improvisación y entregarlas de un modo aparentemente desordenado por parte de los países de la Unión Europea solo puede ser la menos mala de las opciones a las que la megalomanía criminal de Putin nos ha llevado. ¿Qué pasará con todas esas armas cuando esto se acabe? ¿En qué manos van a terminar? Es cierto que son preguntas irrelevantes ante la situación crítica actual, esperemos que cuando llegue el momento se puedan responder.

Glorificar las bondades de la OTAN y transmitir que la seguridad solo depende de incrementar el poderío militar, es lo mismo que desear un futuro más peligroso.

Emotivo y meritorio el orgullo del pueblo ucraniano y su valor para defender su tierra. Piden armas y nosotros se las vamos a dar para que sigan resistiendo. ¿Pero es justo empujar a ese pueblo a la lucha? ¿Es justificable que veamos como algo lógico que las familias ucranianas se rompan para defender a su país? ¿Es justificable que los jóvenes ucranianos pongan en riesgo la vida por su país?

Debemos respetar e incluso admirar la valiente y generosa decisión que están tomando, pero bajo mi punto de vista, no debemos considerarlo nunca una obligación.

La resistencia pasiva, la rendición e incluso la huida son opciones igual de dignas.


Día 4 de la guerra (31/2/22)



Putin ordena movilizar su "fuerza nuclear disuasoria".

Ha tardado cuatro días en enseñar la carta más poderosas que tiene.

Solo cuatro días.

Puede ser que use esta amenaza porque las sanciones económicas le están haciendo daño o porque infravaloró la resistencia ucraniana que estaría siendo mayor a la que había previsto.

Es obvio que hay otra posibilidad, pero no me atrevo a pensar en ella.


5 comentarios:

Luanita dijo...

Del todo de acuerdo. La dignidad humana no es nada que se compre o se adquiera, habría que defenderla en cualquier caso. Armar gente dócil es aprenderle a ser hostil y agresivo. Es lo contrario de lo que tendríamos que hacer nosotros, lo europeos, que llevamos decenios diciendo que somos promotores de paz pero que luego no lo queremos/sabemos demostrar.

Anónimo dijo...

Gracias por tu comentario. La única solución es que esto acabe pronto. Ya empiezan a escucharse noticias de mafias armadas que pululan por los márgenes descontrolados de las fronteras donde los refugiados huyen desprotegidos.

Luanita dijo...

...y algunos de esos refugiados han conseguido llegar a nuestras fronteras, escapando de una guerra tan horrible como aparentemente absurda...como siempre, a los verdaderos protagonistas de la historia, partes activas de la "intrahistoria", no les he permitido saber la verdad que se oculta detrás de la fachada...

Luanita dijo...

*no les es permitido...

Miguel Torija Martí dijo...

Muchas gracias por tu comentario, Luana. El sufrimiento es la parte visible de juegos de poder que solo podemos intuir.