Los astronautas que lleguen
a partir de ahora a la Luna deberían poner un monumento a la risa, en vez de esas
tristes banderas por las que se ha derramado tanta sangre.
Las
partículas más elementales se reunieron en el espacio por azar, el
origen de la vida en la Tierra responde a procesos casuales parecidos
al juego. La naturaleza gruñe, pero también ríe, aunque estemos
más acostumbrados a escuchar lo contrario. Según dicen algunos, los
neandertales no tenían sentido del humor y los sapiens “asesinos”
exterminaron a todo bicho viviente a su paso. Algo no me cuadra,
¿cómo es que todavía, después de millones años de evolución, seguimos vivos y no nos hemos matado mutuamente en la guerra de todos
contra todos?
El juego y la risa, oculto en la cara risueña de la luna, explora la historia evolutiva en busca de respuestas.
Alberto Lombo Montañés (Doctor en Ciencias de la Antigüedad por la Universidad de Zaragoza)
Una mirada muy particular de la evolución, que nos plantea la importancia de la ociosidad en nuestro pasado, pero también en nuestro futuro como especie.
El juego y la risa se paladea, capítulo a capítulo. Nos adentramos en los descubrimientos, hipótesis y planteamientos que Alberto Lombo nos muestra, sin poder evitar caer en una reflexión pausada.
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